El estreno de la serie sobre Carlos Menem reavivó preguntas e interés sobre una de las décadas más icónicas —y polémicas— de la política argentina. Alberto Kohan, exsecretario General de la Presidencia, fue uno de los colaboradores más cercanos del exmandatario y protagonista directo de aquel período.
Desde su rol, acompañó al dirigente riojano desde sus inicios como gobernador hasta los diez intensos años en la Casa Rosada. En Infobae en vivo, con la conducción de Gonzalo Sánchez, Carolina Amoroso, Cecilia Boufflet y Ramón Indart, repasó el clima de época, las estrategias, las convicciones y los desafíos que marcaron los años noventa.
De La Rioja al poder nacional
Kohan recordó su llegada a la política desde la geología. “Acompañé a Carlos Menem desde 1973. Soy geólogo, fui a La Rioja y me estaba por ir a Australia cuando un amigo me dijo que Menem, que acababa de ganar la gobernación, buscaba geólogos y que pagaban lo mismo que en Australia. Así conocí a Menem. Fui director del área de perforaciones de agua de La Rioja. La primera vez que lo vi fue en una obra en el norte de la provincia, él era gobernador y apareció un día por sorpresa”.
Desde ese primer encuentro, Kohan advirtió que Menem ya tenía una visión que para muchos resultaba inverosímil. “Ya decía que iba a ser presidente. Siempre creíste por fe, confianza en algo y, tal vez, algo de irresponsabilidad».
Y rememoró: “Él fue preso en el 76, estaba en Magdalena y repetía que iba a salir, iba a ser presidente y que iba a meter presos a quienes lo encarcelaron. Algunos pensaban que se volvía loco, pero finalmente ocurrió: salió, fue presidente y metió presos a los que le hicieron eso”.
La década del 90 quedó grabada por el estilo personalista y el contacto directo con la gente. “Él no paró de caminar, recorrimos el país varias veces, casa por casa, lugar por lugar. Hoy hay muchos medios y redes, pero nada reemplaza el contacto personal”, argumentó Kohan.
La militancia se desplegaba en recorridas, caravanas y actos multitudinarios. “Menem tocaba la puerta de las casas, se presentaba y saludaba. Lo que hizo fue irrepetible. Las caravanas reunían cientos de miles, la gente se quedaba hasta altas horas porque existía una necesidad de fe y de creer en algo. Una vez, el 29 de un mes, organizamos una comida de ñoquis en La Boca y vinieron 30 mil personas. Tuvimos que pedir la olla de un hospital, por lo que después sancionaron a los directivos”, comentó,
El Menem presidente
El paso de la campaña a la presidencia no alteró la esencia de Menem, explicó el entrevistado: “Venían muchos asesores extranjeros y sugerían sacarle las patillas o los trajes brillantes, pero nosotros defendimos que fuese natural. Con el tiempo fue adaptando su aspecto, pero no su pensamiento”.
Sobre el tópico habitual de la frivolidad en la década menemista, Kohan respondió: “Menem no era tan liviano ni frívolo. La frivolidad era parte de una alegría, un espíritu que se vivía entonces. Argentina interesaba en el mundo y él quería vivir intensamente; hacía política veinte horas al día y las otras cuatro vivía para sí. Había ánimo de alegría, serenidad y una conducción firme”.
Al momento de la asunción de Menem, ésta coincidió con momentos críticos para el país. “Nunca perdió la calma, pese a la hiperinflación y todas las dificultades. Fue electo tres veces gobernador de La Rioja y estuvo seis años preso. Pasó por todo lo necesario para prepararse”, sostuvo. El contexto exigía decisiones audaces, como el Plan Bonex, con el cual primero “licuamos las deudas y después se pagaron”
Uno de los protagonistas clave del ciclo económico fue Domingo Cavallo: “Fue muy capaz. Yo le presenté a Cavallo a Alfonsín, lo llevé en auto cuando renunció (Bernardo) Grinspun. Más tarde, Cavallo conoció a Menem e hicieron un buen conjunto, siempre con una clara conducción política. Basta ver cómo le fue a Cavallo con Menem y con (Fernando) De La Rúa: la conducción política es central en la economía”, argumentó.
Comparando estilos actuales y pasados, Kohan no rehúye la pregunta y opinó sobre la gestión del actual presidente, Javier Milei: “Si alguien gana con el 54% de los votos algo significa y mucha gente cree en ese proyecto. La economía es vital y Menem estabilizó el país. Este gobierno (por Milei) está en buen camino, aunque a veces hay diferencias en las formas. Siempre hay que aceptar los tiempos”.
Corrupción, controversias y grandes heridas
El menemismo, y particularmente Carlos Menem, recibieron críticas por casos de corrupción. Es por eso que Kohan distingió: “Algunos medios lo cuestionaron. Hubo corruptos en los 90, pero no corrupción estructural. La sospecha no tiene castigo; uno puede decir cualquier cosa. No hay que juzgar estructuras por los pecados de algunos de sus integrantes”.
Frente a la referencia sobre la condena al mandatario riojano, Kohan fue categórico: “Terminó condenado y nunca dijo que la Justicia era injusta, como afirmó la señora que baila en un balcón (en referencia a Cristina Kirchner). Fue preso por una causa, injustamente en mi opinión, porque el presidente no puede controlar todo”.
Sobre las tragedias y hechos dolorosos del período —como el atentado a la AMIA, la explosión de la fábrica de Río Tercero y el asesinato del fotoperiodista José Luis Cabezas— responde: “No hay corrupción en un gobierno, hay corruptos. Río Tercero fue investigado y hubo condenados. En la AMIA fue terrorismo, y en el caso Cabezas, ¿qué tiene que ver Menem ahí? Alguien debería explicar esa vinculación”.
Una de las mayores heridas personales de Menem fue la muerte de su hijo Carlos Menem Jr. al caer su helicóptero. “Hay un Menem muy dolido. No hay palabras para describir esa pérdida. En lo ejecutivo no hubo variaciones: siguió adelante”.
El poder, el peronismo y los desafíos actuales
Consultado sobre la relación de Menem con el poder y sus colaboradores, Kohan declaró una máxima: “Menem tenía una frase: ‘El poder no se comparte ni aun con quien se duerme’. Quien intentó sacarle poder no tuvo éxito”.
En cuanto al peronismo y el escenario político contemporáneo, Kohan consideró que actualmente el peronismo “no existe”, mientras que son “muchos periodistas perdidos” en una confusión general.
Como consejo para reconstruir el movimiento, propuso elecciones internas reales y listas únicas: “Es fácil: elecciones internas como hicimos en el 88, pero algunos tienen miedo de hacerlas. Si uno quiere tener un partido en el escritorio, termina teniendo la gente que entra en un escritorio».
Finalmente, el exsecretario General de la Presidencia concluyó: “Para mí, Carlos Menem era un hermano mayor. Aprendí de lealtad, agradecimiento y a hacerme el nudo de la corbata. Agradezco a la vida haberlo acompañado tantos años”.
La entrevista completa a Alberto Kohan
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