Russo lo quería, pero la FIFA no lo habilitó y Riquelme se privó de jugar el Mundial de Clubes 2007

A mediados de 2007, Juan Román Riquelme era considerado entre los mejores futbolistas del mundo. En conflicto con el Villarreal de España, consiguió jugar a préstamo el primer semestre del año y lideró futbolísticamente al equipo dirigido por Miguel Ángel Russo a la conquista de su sexta Libertadores. A los pocos días, fue el 10 de la selección argentina en la Copa América de Venezuela, donde llegó a la final. En el segundo semestre de ese año, no hubo acuerdo con el club español y quedó “colgado” un semestre. Justo antes del Mundial de Clubes, Boca cerró su regreso definitivo, pero el ídolo no pudo disputar el certamen.

Riquelme jugó una segunda y brillante final de Libertadores ante Gremio en Brasil el 20 de junio de 2007. Ocho días más tarde, fue titular en el debut de Argentina ante Estados Unidos por la fase de grupos de la Copa América. El 15 de julio, el elenco del Coco Basile sucumbió contra Brasil en Maracaibo y vio pasar la gloria deportiva nuevamente por el costado. En paralelo, la dirigencia de Boca Juniors intentaba reflotar sin éxito la permanencia de su hombre más mimado por el hincha.

En ese mes de agosto de 2007 ocurrió de todo. Boca intentó extender el préstamo y, cuando vio la que la cosa se complicaba, fichó a Leandro Gracián como sustituto de Riquelme. En España, a un Román que ya había sido solicitado por Sir Alex Ferguson en Manchester United, lo dieron como posible refuerzo del Atlético Madrid. El presidente del Villarreal, Fernando Roig, le apuntó fuerte al astro argentino y se puso firme en no cederlo hasta fin de año. El entrenador del Submarino Amarillo, Manuel Pellegrini, ya había tachado al 10, acusado de haber demorado su regreso a Europa por las Fiestas de fines de 2006.

Las tapas de Olé que informaron sobre la posibilidad de permanencia de Riquelme en Boca y la chance frustrada a mediados de 2007

Las negociaciones entre Boca y Villarreal se extendieron hasta principios de septiembre, cuando ya estaban iniciadas las temporadas en las ligas argentina y española. “El milagro es posible”, fue la tapa del diario Olé, que informó sobre el plan de Mauricio Macri para rubricar el préstamo de Riquelme por dos años a cambio de 12 millones de dólares, monto con el que, en definitiva, iba a cubrir su tiempo restante de salario en España y otorgaba un resarcimiento económico a la entidad española. Sin embargo, el apretón de manos no prosperó: Roig, que exigía 10 millones de euros por la ficha del futbolista, se ofuscó con Román por rechazar todas las propuestas que le llegaron sobre el cierre del mercado europeo.

En Villarreal entendieron que Riquelme estaba haciendo fuerza para irse a Boca a como dé lugar y tomaron la decisión interna de relegar el aspecto deportivo y “colgarlo” por dos años si era necesario. El 10 tuvo que comparecer a la pretemporada con su equipo después de su participación en la Copa América con la Selección sabiendo que no iba a ser tenido en cuenta en las convocatorias por el Ingeniero Pellegrini, que tenía el aval -e incluso la bajada de línea- de la directiva para borrarlo.

“Riquelme se va a incorporar al club pasado mañana, después de un mes de vacaciones tras jugar la final de la Copa América. Va a hacer la pretemporada como todos sus compañeros y hasta el 31 agosto, cuando se cierra el plazo de inscripción de jugadores, se pueden dar dos circunstancias. La primera sería llegar a un acuerdo en que todas las partes solucionen el problema contractual y la otra es que no se acepten las ofertas y que Riquelme sea un jugador más del Villarreal. Nosotros siempre hemos cumplido nuestros compromisos deportivos y económicos, y lo seguiremos haciendo”, declaró Roig.

A pesar de no haber jugado, Riquelme acompañó a sus compañeros en Japón

Paradójicamente, luego del cortocircuito, a todas las partes les fue bien. El Boca de Russo consiguió buenos resultados que lo llevaron a pelear el Torneo Apertura que finalmente se llevó Lanús, pese a haber sido eliminado en octavos de Sudamericana contra San Pablo. El Villarreal hizo un campañón y terminó segundo detrás del campeón Real Madrid. ¿Y Riquelme? Siempre ponderado por Alfio Basile, fue convocado para los encuentros por Eliminatorias camino a Sudáfrica 2010 y la descosió.

Román había estado ausente en dos amistosos ante Noruega (derrota 2-1) y Australia (victoria 1-0) donde el Coco había probado al Pocho Insúa. Pero, a la hora de jugar por los puntos, el DT lo llamó más allá de que no tenía ritmo futbolístico. El último encuentro oficial de Riquelme había sido la final perdida ante Brasil en Venezuela. Con tres meses de parate, saltó al campo de juego del Monumental con la 10 en la espalda y liquidó al Chile de Marcelo Bielsa con un doblete inolvidable de tiro libre. Unos días después, completó su brillante octubre albiceleste con otra gran actuación frente a Venezuela en Maracaibo (2-0 con tantos de Gabriel Milito, con asistencia propia, y Lionel Messi).

Con los ánimos más calmados y una nueva Fecha FIFA en noviembre en el horizonte en la que Basile estaba decidido a convocar otra vez a Riquelme, que en España generó controversia por su gran nivel futbolístico y el hecho de que no fuera tenido en cuenta por Pellegrini a pesar de los buenos resultados, Boca volvió a contactarse con Villarreal para destrabar la situación y repatriarlo definitivamente de cara al 2008. Pero había un detalle: en diciembre se jugaba el Mundial de Clubes, certamen al que el Xeneize había sacado boleto en gran medida por las buenas actuaciones de Román en la Libertadores. Macri y su ladero Pedro Pompilio, quien tomaría las riendas del club a la brevedad, se movieron para volver a tenerlo en sus filas.

El 17 de noviembre, Argentina vapuleó 3-0 a Bolivia con otro doblete de Riquelme y el restante del Kun Agüero, para mantenerse en lo más alto de las Eliminatorias. Las actuaciones de Román seguían haciendo ruido en Europa, más allá de que tres días más tarde la Albiceleste cayó 2-1 en Bogotá ante Colombia. Villarreal dio señales positivas respecto a la transferencia de la estrella mundial que, para tomar dimensión de su nivel futbolístico, terminó 14° en la elección del Balón de Oro de ese año a pesar de haber estado seis meses sin disputar partidos con su club.

Los españoles enviaron a Buenos Aires a José Manuel Llaneza, hombre de confianza de Roig, y Miguel Pérez, director financiero. Por el lado de Boca, el representante fue el abogado Pedro Wolanik. La reunión en el hall del hotel Park Hyatt de Recoleta duró seis horas. Las crónicas de los medios españoles de ese entonces mencionaban que Román percibía más de 4 millones de euros por temporada. Como su contrato era hasta mediados de 2009, el ídolo ofreció extender su estadía en Boca por un año más haciéndolo de forma “gratuita”. El Xeneize realizó la erogación más importante de su historia y selló la vuelta de su hijo pródigo por unos USD 14 millones (sumado el contrato de tres años del jugador y un resarcimiento para Villarreal).

Boca había cumplido con la parte más difícil: el acuerdo con Villarreal. Ahora los directivos tenían que comunicarse con la FIFA para permitir que Riquelme fuera incluido en la lista de buena fe del Mundial de Clubes. Gracián no le había dado muchos réditos a un Russo que, si bien lo conocía de Vélez, no pudo explotarlo como en el Fortín e incluso prescindió de él en buena parte de ese semestre y los dos partidos del Mundialito en Japón. Miguel quería contar sí o sí con el líder futbolístico de la Libertadores 2007. Pero era difícil… y fue imposible.

Riquelme es presentado por Pedro Pompilio a fines de noviembre de 2007

El vocero de la FIFA, John Schumacher, acudió a la Bombonera para presenciar una conferencia de prensa previa al Mundial de Clubes junto a Martín Palermo, Russo y Pompilio. Allí aclaró sobre la presencia de Riquelme en Japón: “No fue inscripto dentro de los plazos reglamentarios. No cumple con los requisitos para jugar el torneo”. Era 28 de noviembre, el Xeneize debutaba contra el Étoile du Sahel de Túnez el 12 de diciembre en Tokio y Román todavía no había vuelto a Argentina para la rúbrica de su contrato. En la Ribera igualmente tenían fe de dar el brazo a torcer.

El 29/11 fue presentado Riquelme en conferencia junto a Pompilio, mientras Boca acudía en paralelo a la FIFA a través de Julio Humberto Grondona para resolver la inclusión del 10 en el Mundial de Clubes. Una de las estrategias fue borrar de la lista preliminar de 30 nombres a Bruno Urribarri y utilizar esa plaza para Román ya que el lateral izquierdo iba a ser transferido a Argentinos Juniors. La federación internacional, según dicen, influenciada por el pedido expreso del Villarreal para que impidiera que Riquelme jugara oficialmente en ese año 2007, cerró definitivamente la puerta. Así como el ahora presidente le reservó hasta última hora un cupo a Leandro Paredes por si se destrababa su situación con la Roma para disputar el Mundial de Clubes en Estados Unidos, en aquel entonces la directiva guardó un lugar entre los 23 de la nómina definitiva para el 10, que finalmente fue ocupado por Jesús Dátolo.

“Tengo la suerte de acompañar a mis compañeros aunque no pueda jugar. A los muchachos se los ve muy bien, tienen una oportunidad muy grande de representar a Boca y el fútbol argentino. Seguramente voy a estar en la tribuna mirando cómo juegan ellos. No voy a estar viviendo los días que están viviendo ellos. Si tuviera la chance de jugar, hoy estaría pensando dónde me voy a parar, dónde la voy a parar, cómo voy a dar un pase…”, expresaba Riquelme en una entrevista con ESPN a horas del pitazo inicial.

La conferencia en la que un emisario de FIFA informó que Riquelme no iba a ser habilitado para jugar el Mundial de Clubes

Román acompañó física y espiritualmente a sus compañeros en Japón. Russo, sin él entre los elegibles, optó por un 4-4-2 sin enganche con Rodrigo Palacio y Martín Palermo en la ofensiva. Fabián Vargas, Sebastián Battaglia, Éver Banega y Neri Cardozo fueron los mediocampistas elegidos para el estreno. El colombiano vio la roja contra los tunecinos y de cara a la final contra el Milan por él ingresó el uruguayo Álvaro González. Las cámaras tomaron a Riquelme, justamente sentado al lado del expulsado Vargas, comentando el partido y dando algunas indicaciones tal como hoy lo hace en su palco como presidente de Boca.

La historia de gloria no se repitió frente a los italianos, pero Riquelme tomó la palabra después del partido ya sintiéndose parte del plantel y perfilándose como nuevo referente y líder del vestuario: “Parece que esto es una catástrofe. Que Boca no consiga un título en cuatro o cinco meses parece una locura. Y esa locura está mal, nos estamos yendo para el otro lado. Es bueno que el hincha siempre quiera ganar y tengamos la ilusión, pero los jugadores de fútbol siempre queremos ganar”.

Culminado el Mundial de Clubes y el año, luego de soportar algunos dardos a la distancia de Fernando Roig desde Villarreal, Riquelme se predispuso a escribir nuevas historias con la camiseta de sus amores bajo el ala del nuevo entrenador Carlos Ischia en 2008.