Javier Milei, el libro

Javier Milei está convencido de que se aproxima una batalla decisiva, en dos actos, contra un enemigo que es mucho mayor que Cristina Kirchner o el peronismo, pero que los incluye. El 7 de septiembre y el 26 de octubre, enfrentará en las urnas a un rival que está, para el Presidente, también en la mente de los argentinos. En el discurso que pronunció el sábado en la iglesia evangelista del pastor Jorge Ledesma ofreció una aproximación a esa interpretación.

Todo forma parte de la “batalla cultural” que libra Milei y que coincide -siguiendo con la nomenclatura castrense- con una contraofensiva, un combate sin cuartel, que la jefa del PJ diseñó desde su encierro en San José 1111. Hay razones políticas, electorales y económicas, pero también personalísimas, que la motivaron a retomar el bastón de mariscal que alguna vez ofreció: el ataque impiadoso a su hija Florencia y el trato que recibe de los jueces que la condenaron. Tuvo un aviso de lo que se venía cuando la notificaron de la pena de seis años e inhabilitación perpetua por la causa Vialidad. Le tomaron las huellas digitales a la vieja usanza, con almohadilla y tinta.

La última foto. Cristina Kirchner recibió a Lula Da Silva en su lugar de detención

La ex presidenta puede haber vivido ambos hechos como provocaciones intolerables. Como señalamos semanas atrás, Cristina Kirchner y Javier Milei comparten una característica inusual en los políticos. La explicó con magistral destreza el ensayista libanés-estadounidense Nassim Taleb en su libro “Antifrágil”: son líderes que se fortalecen en el caos y la adversidad, juegan mejor cuando la cancha está inclinada en su contra y no hay árbitro. Lo que vino después, desde el coproescrache a José Luis Espert a la embestida en el Senado y en Diputados, no se puede entender sin esos antecedentes.

Más allá de las sospechas y las acusaciones del kirchnerismo, el Presidente insiste en público y en privado que nada tiene que ver con esas desventuras judiciales. Su foco está en preparar a los soldados, mientras invoca a “las fuerzas del cielo”. El territorio de ese combate será la inacabada geografía bonaerense y las municiones, las ideas. Aquí aparece el libro “Parásitos mentales”, del escritor libertario Axel Kaiser, un intelectual chileno con quien Milei mantiene un vínculo desde mucho antes de llegar a la Presidencia de la Nación.

En la última reunión de Gabinete -una de las más extensas que encabezó desde que entró junto a su hermana Karina Milei a la Casa Rosada- los ministros y el propio presidente escucharon a Axel Kaiser sobre el contenido de ese libro, que ya generó polémica. Fueron más de dos horas de intercambio de opiniones de ministros y funcionarios. En el discurso que pronunció en Chaco ante una multitud, el primer mandatario hizo suya muchas de esas ideas.

“Si la tradición judeocristiana nos trajo a la civilización, la izquierda nos conduce indefectiblemente hacia la barbarie. Todas estas ideas nefastas se transmiten y se propagan como parásitos, instalándose en la mente de millones de seres humanos gracias a décadas de esfuerzos propagandísticos por parte de políticos, empresaurios, sindicatos y otros integrantes de la casta. Este conjunto puntual de ideas ‘anti libertad’ se ha propagado hasta los cimientos de la sociedad. Así llegó al punto de confundirse y volverse inseparable para mucha gente del ideario común», afirmó.

“Hay muchísima gente que hoy da por ciertas construcciones conceptuales falsas. Piensan que la pobreza de unos es culpa de la riqueza de otros, piensan que cualquier forma de crédito es timba financiera, piensan que los empresarios son enemigos de los trabajadores, en lugar de socios naturales, y piensan que pagar un celular en Argentina el doble de caro que en Chile es vivir con lo nuestro. Buena parte de la sociedad ha sido infectada por estas ideas y hoy piensa y actúa en función de ellas», afirmó.

Y agregó: “Estas personas se han convertido en carneros de la casta política que los infectó. Son como prisioneros que buscan congraciarse con su captor, yendo en contra de quienes son y de su misma condición. Son quienes están acostumbrados al cautiverio, que no toleran ni la libertad propia ni la libertad ajena. La mayoría de ellos no son intrínsecamente malos y, dentro suyo, aún poseen el germen de la libertad, pero han escuchado y repetido el canto de las sirenas por demasiado tiempo, y hoy están adormecidos”.

El intelectual chileno Axel Kaiser y Javier Milei

“Desparasitar” mentes

La mención de las ideas como “parásitos”, de la Izquierda como una infección que se propaga y debe ser extirpada, y de Chile, remiten al autor del libro, que ya presentó en su país, en Colombia y, en Argentina, en Santiago del Estero y Tucumán, de la mano de la Fundación Federalismo y Libertad.

“Parásitos mentales” representa una ampliación de la caja de herramientas narrativas con las que los libertarios tienen previsto encarar la campaña, que ya empezó a todo vapor. En Milei conviven el líder libertario, el economista, el divulgador y, también, el agitador político. Son cualidades que Milei está obligado a ejercer para convocar a una masa de desmovilizados y desmotivados que ven las elecciones como un acto que ya no los compromete. En Rosario votaron menos de la mitad de los ciudadanos habilitados. Una catástrofe cívica que favorece a los aparatos partidarios, que en el Conurbano bonaerense pueden ser determinantes para ganar o perder.

Aunque el contenido de la exposición ante el Gabinete se desconoce -el Gobierno gestiona con un hermetismo impenetrable lo que se trata allí- Axel Kaiser explicó en conversaciones reservadas, en las presentaciones del libro, en TV y en charlas reservadas el contenido de su libro.

Su planteo reversiona trabajos del biólogo evolutivo, etólogo y escritor científico Richard Dawkins, que nació en Kenia y desarrolló su actividad científica en Inglaterra; y de Gad Saad, un profesor de marketing libanés-canadiense, autor de “La mente parásita: cómo las ideas infecciosas están acabando con el sentido común”.

Para el escritor hay ideas que se anclan en el sistema nervioso y hacen imposible pensar racionalmente, bloquean la lógica, la evidencia, incluso el sentido común. Son reacciones que se expresan para él en grupos políticamente movilizados y, en algunos casos, violentos.

En su libro recoge estadísticas que afirman que las personas que adhieren a ideas de izquierda “muestran rasgos, tendencias mucho más depresivas, tienen más problemas de salud mental, menos satisfacción con sus vidas personales y con su vida familiar que la gente conservadora o de derecha”.

“Se están enfermando a sí mismos con sus sistemas de creencias. Hay una correlación entre ideas progresistas de izquierda y problemas de salud mental. Esto no significa que toda la gente de izquierda tenga problemas de salud mental, ni que toda la gente de derecha no los tenga. Pero sí hay un conjunto de ideas más bien de izquierda, que tienden a producir mayores niveles de problemas de salud mental”, explicó.

Para Axel Kaiser hay creencias que se instalan en el cerebro, en el sistema nervioso. “Si crees que vives en un patriarcado opresivo, injusto, que los hombres en general son todos malos y que no puedes hacer mucho por salir adelante porque el sistema conspira en tu contra, las personas se cargan de emociones negativas. Esto va a tener un impacto sobre la salud mental y el estado de ánimo”, explicó.

En su paleta de ideas, Kaiser también recoge al filósofo inglés Bertrand Russell, que advirtió que “el marxismo era un pensamiento enteramente inspirado por odio, y lo que generaba era el enfurecimiento de la gente que lo seguía, y esa rabia tiene efectos políticos”.

Son fenómenos que se registran, según el escritor chileno, “si estás inspirado por odio y sigues una ideología inspirada por odio, como puede ser el feminismo hegemónico de hoy, que deriva del marxismo o el anticapitalismo”. “Se cargan de rabia bajo una concepción falsa de cómo están funcionando las cosas”, consideró.

“Son ideas diseñadas para enojar a la gente, para crear capital político a partir de esa rabia para ciertos colectivos y grupos. Y el problema es que esto hace muy difícil convivir y complica el diálogo democrático”, afirmó Kaiser.

“El parásito es una idea que se apodera de tu cerebro, se ancla y configura el sistema nervioso central. No es abstracto, son ideas que interfieren en el sistema operativo del cerebro, haciendo imposible pensar de otro modo -consideró Kaiser- No tiene que ver con hacer sumas o restas, sino que se expresan en temas políticos, en la visión de mundo, de país, de la familia. Son ideas contagiosas, que se propagan de mente en mente, son estructuras vivas”.

La contraofensiva kirchnerista

El coproescrache a José Luis Espert -le tiraron excremento en la casa- fue el desquite que organizó un grupo de militantes kirchneristas por los insultos que profirió contra Florencia Kirchner en un evento de la UCA el diputado y futuro candidato a primer diputado nacional por la provincia de Buenos Aires. Así consta en la presentación que hizo el CELS ante el juzgado de Sandra Arroyo Salgado.

En ese escrito se señaló la carátula de la causa es “Averiguación de delito”, pero se precisó que el Juzgado Federal “imputó y ordenó la detención de Alesia Abaigar por los delitos de atentado contra el orden público (art. 213 bis CP), amenazas agravadas (arts. 149 bis y 149 ter CP) e incitación al odio por motivos políticos (art. 3, segundo párrafo, ley 23.592), en concurso ideal”. Esa funcionaria bonaerense está con prisión domiciliaria, mientras que la presidenta del Concejo Deliberante de Quilmes, Eva Mieri, sigue presa.

¿Fue una reacción impulsiva de militantes políticos indignados o parte de un plan criminal? Los indicios y el sentido común se inclinan por la segunda alternativa, aunque la causa sigue en secreto de sumario.

Lo relevante es que este episodio ocurrió el mismo día en que a Cristina Kirchner le tomaron las huellas digitales y le notificaron que quedaría en prisión domiciliaria por la condena a seis años de prisión domiciliaria.

Después, de esos episodios el tono de la confrontación política se acrecentó y encontró un terreno fértil para la contraofensiva. Gobernadores que fueron aliados del oficialismo se muestran ahora dispuestos a aprobar proyectos que comprometen el superávit fiscal, sanctasanctórum del plan económico. Es un estado de rebelión que emerge peligroso para Milei en tiempos de campaña.

Hay pases de factura internos en los despachos de techos altísimos de la Casa Rosada. Y la resignación de que se vienen malas noticias del Congreso para esta semana. El clima de beligerancia que emana de San José 1111 es el mismo que se vio ad nauseam en el Senado, con comisiones tomadas por el kirchnerismo ante la la pasividad de legisladores que antes ponían el cuerpo para evitarlo. Y se llevó al paroxismo en Diputados, con escenas indecorosas de dirigentes profiriendo insultos y protagonizando matoneadas dignas de mejores causas. Nada que no se haya visto en otras crisis.

“Nos boludean con la plata de las provincias, nos arman listas en contra ¿y esperan que nos inmolemos por ellos? Ahora se cobra al contado, no hay más fiado», explicó uno de los senadores que supo tener diálogo con el Gobierno.

Los proyectos que más preocupan al oficialismo son los que impulsan los gobernadores, para la redistribución de ATN y la poda al impuesto a los combustibles, pero sobre todo las leyes jubilatorias, que imponen un aumento masivo para los haberes que el propio presidente Milei cifró en un aumento del gasto infinanciable.

¿Habrá algún aumento del bono de 70 mil pesos?, preguntó Infobae en Gobierno. “Hay que hablar Toto, que es quien cuida de la caja”, respondieron. En tiempos de urgencias políticas, Luis Caputo, el ministro de Economía, podría estar haciendo cuentas.